miércoles, 22 de diciembre de 2010

LA PRINCESA ELEFANTE.

Capítulo 14
       Ambos salieron a toda prisa de la cueva para poder huir de Robacolores y así rescatar a Flora y sus amigos... Pero de repente el monstruo se despertó porque ya no escuchaba el canto maravilloso de Flipi, abrió los ojos y se dio cuenta de que no tenía la llave mágica. De un salto corrió tras ellos y los capturó.
       Robacolores, muy enfadado, le dijo a sus prisioneros:
-  ¿Por qué me habéis quitado, mejor dicho, robado la llave?
       Saltarín, que era más atrevido, contestó:
-  Porque eres MALO y no nos quieres ayudar a rescatar a nuestros amigos.
       Robacolores, antes esta respuesta, se quedó asombrado por la valentía de Saltarín. Pensó y pensó durante varios segundos qué contestarle y después de un largo silencio dijo:
-  ¿Acaso me lo habéis pedido?
       Y colibrí, dejando a un lado el miedo y pensando en sus amigos, le respondió:
-  Tienes razón, perdónanos No hemos debido quitarte la llave ni intentar huir.
       A una sola voz Flipi y Saltarín le dijeron al monstruo:
-  ¿Quieres ayudarnos a vencer a la malvada bruja y rescatar a Flora y sus amigos?
       Robacolores en su interior se enterneció, pues antes de convertirse en el monstruo que era había sido un famoso y buen hechicero del Bosque del Arco Iris. Dejando a un lado su egoísmo y comprendiendo que lo mejor era ser buena persona y ayudar a los demás, reveló un gran secreto a Flipi y Saltarín, secreto que era la solución para salvar a sus amigos
      

LA PRINCESA ELEFANTE.

Capítulo 13
    Y así fue cómo el enano Saltarín y su amigo el colibrí se pusieron en camino. El sol brillaba en lo alto del cielo y sus rayos jugaban a enredarse en las ramas de los árboles.
    Ya llevaban un buen rato caminando cuando Flipi, el colibrí, preguntó:
-  ¿Falta mucho para llegar, enanito Saltarín?
    El enano Saltarín sonrió y señaló con un gesto el sendero que se abría ante ellos. El colibrí volvió a preguntar:
-  Pero, ¿falta mucho o poco?
-  Sólo tenemos que atravesar el bosque del Arco Iris, ten paciencia y abre bien los ojos porque verás muchas cosas hermosas.
    En efecto, Flipi, el colibrí, se quedó con la boca, perdón, con el pico abierto cuando al ir avanzando descubrió que en ese bosque todo era de colores. La hierba no era verde ni los árboles tenían los troncos marrones, ni los animales eran de un solo color. Allí cada árbol, cada rama, cada brizna de hierba poseía un montón de colores. Hasta una cucaracha que pasaba por allí era rosa, verde y anaranjada.
-  ¡Caray! dijo Flipi Esto parece un bosque de dibujos animados.
    Pero el enano Saltarín que ahora parecía tener prisa le susurró a Flipi:
-  Ya estamos llegando. Ahora hay que tener cuidado, pues aunque la cueva es pequeña en ella vive un monstruo malísimo con el pelo azul, la cara verde y que escupe un fuego de magia negra por su enorme boca.
    Flipi, el colibrí, se quedó pensando unos segundos que un monstruo con el pelo azul y la cara verde no podía ser tan monstruo porque¿¡dónde se ha visto un monstruo de colores!?... Pero cuando oyó un rugido feroz que le hizo temblar las alas y vio que el enano Saltarín se escondía dentro de su gorro de duende ¡Glup! Cuando vio aquel ser grande, enorme, gigante saliendo de aquel agujerito que parecía ser la cueva ¡Ah! Entonces quiso irse muy lejos, a su nido, bien abrigadito con mamá y con papá cantándole canciones, con el sueño por ahí entrando ¡Pero no! Había que conseguir la llave, había que ser fuerte.
    El monstruo robacolores gritó:
    -¿Quiénes sois?, ¿de dónde venís?, ¿qué queréis?
El enano Saltarín, recuperándose del susto, con voz muy amable contestó:
-  Somos el enano Saltarín y Flipi, el colibrí. Venimos de muy lejos para conseguir la llave mágica de una jaula en la que la bruja malvada encerró a nuestra amiga, la princesa elefante.
    Y el colibrí, haciendo un esfuerzo de super-pájaro continuó:
-  Nos han dicho que la llave está en esta cueva y quisiéramos pedirte que nos ayudes a encontrarla.
    Robacolores, que era un monstruo muy, pero que muy montruo rugió riendo por su gran boca de monstruo:
-  Esa llave la tengo yo. ¡Miradla!
    Y sacando de su bolsillo una enorme llave amarilla escupió su fuego de magia negra chamuscando la punta del gorro del enano Saltarín y la punta del pico de Flipi, el colibrí.
-  ¡Ah! Estos monstruos son todos iguales se dijo para sus adentros el enano Saltarín-. Muchos gritos, mucho fuego de magia negra pero en el fondo, en el fondo son unos tontorrones. Grandes, fuertes, pero tontos, tontos, tontos
       Mientras, Flipi revoloteando de miedo alrededor del monstruo se puso a cantar. Algunos cuando tienen miedo se hacen pipí o les da la risa o se desmayan, pero a Flipi le dio por cantar y cantó como nunca antes lo había hecho una de esas canciones que su mamá le cantaba cuando era un bebé. ¿Y sabéis qué pasó? Pues que el monstruo entre las vueltas y re-vueltas de Flipi y la canción tan bien cantada se quedó dormido. La llave se le cayó de la mano y el enano Saltarín la cogió. Le hizo un gesto a Flipi y huyeron rápido para regresar junto a su amiga, la princesa elefante, que los estaba esperando

martes, 14 de diciembre de 2010

LA PRINCESA ELEFANTE. CAPÍTULO 12.

Capítulo 12
       Así fue cómo Flipi, el colibrí, voló tan rápido y veloz como pudo hacia el Sol y la gran montaña verde. Tardó tres días para llegar. No encontraba la cueva porque era pequeña y muy vieja, así que preguntó a los animales de la montaña:
-  Señor conejo, ¿sabe dónde hay una cueva pequeña que guarda una llave?
-  No, señor Flipi, no lo sé, pero quizás el duende Saltarín lo sepa, ya que es muy mayor y sabe muchas cosas.
-  Vale, iré a buscarle y le preguntaré.
       Entonces Flipi, el colibrí, voló a la casita del duende Saltarín y le dijo:
-  Por favor, señor duende, ¿sabe dónde hay una cueva que guarda una llave?

-  Sí, sí lo sé. Pero ¿por qué he de decírtelo?
-  Porque mi amiga Flora, la elefantita, y sus amigos están encerrados en la jaula de una malvada bruja en un bosque muy lejano.
-  Vale dijo el duende Saltarín -. Te ayudaré a liberar a Flora y a sus amigos, pero primero iremos a la cueva a por la llave. Luego liberaremos a Flora y a sus amigos. Y finalmente, como me gustan mucho las aventuras, iremos hasta la casita de la bruja y

LA PRINCESA ELEFANTE.CAPÍTULO 11,

Capítulo 11
       Al caer la noche Flora seguía sintiéndose mal ya que los dolores no se le iban. Poco después apareció un colibrí llamado Flipi que pronto se hizo amigo de Flora y los demás.
-  ¿Qué hacen aquí encerrados? preguntó Flipi.
-  Una malvada bruja nos ha encerrado aquí, en esta jaula contestó Flora a la vez que continuó contándole a su nuevo amigo Flipi toda la historia.
       Al conocer todo lo ocurrido Flipi decidió ayudar a la pequeña elefanta y a sus amigos.
       Flipi fue en busca de la llave mágica que necesitaba Flora para salir de la jaula. ¿Una llave mágica?, os estaréis preguntando. Pues sí, Flora había tenido una visión en la que descubrió que si conseguía una llave mágica que se encontraba escondida en una cueva de una lejana montaña, conseguiría salir de la jaula y así seguir con sus aventuras

martes, 30 de noviembre de 2010

LA PRINCESA ELEFANTE (CAPÍTULO 10)

Capítulo 10
       Y sin saber cómo ni por qué resultó que la elefantita repentinamente fue capaz de superar su miedo a los ratones. ¿Habrá tenido algo que ver algún hada mágica? ¿O tal vez será cosa de un duende del bosque?
       Bueno, ¡qué más da! Lo verdaderamente importante es que Flora se emocionó muchísimo al abrazar, besar y cargar a sus padres con su trompa. Pero a la vez se sentía muy triste pues quería que sus padres volviesen a ser como antes. Así que juró que lo conseguiría.
                   Aquella noche la pasaron todos juntos en el bosque y al amanecer, bien temprano, salieron Federico, Flora y sus padres ratones en busca de los malvados, incluyendo a la bruja.
       Pero ¡qué mala pata! Los malvados se les habían adelantado y les habían tendido una trampa a Flora y sus amigos: Fueron encerrados con una rejilla y metidos en una jaula sin comida, ni bebida.

       Flora empezaba a sentirse mal, con dolores de barriga y vómitos, pero no sabía realmente a qué nueva situación le iba a tocar enfrentarse ahora, algo inesperado




LA PRINCESA ELEFANTE (CAPÍTULO 9)

Capítulo 9
       Federico fue a contarle a la princesa Flora que la bruja malvada había convertido a sus padres en ratones, pero ella se quedó aterrada por lo que estaba contando Federico y echó a correr por el inmenso bosque.
       Federico y sus amigos emprendieron un largo viaje por el bosque en busca de Flora y para encontrar una solución para sus padres, los ratones. Todos los animales caminaron y caminaron por el bosque hasta que llegaron a un río. Como era de noche decidieron descansar allí y, de repente, a Federico le surgió una idea


       Federico decidió contarle a sus amigos su idea:
-  ¿Por qué no tiramos piedras al río para ver si es posible que el hechizo de los ratones se rompa?

                   Y así fue cómo empezaron a tirar piedras al río, pero después de un largo rato ¡nada de nada! Ya cansados de tirar piedras al río se fueron a dormir.
       A la mañana siguiente empezaron a caminar por el bosque en busca de otra solución. Caminaban y caminaban sin parar, hasta que vieron a lo lejos muchas, muchísimas flores. ¡Qué preciosas que eran! Entonces a Federico se le ocurrió otra idea: Que los ratones huelan todas las flores, a ver si de esta manera el hechizo se rompe”.
                   Y así fue cómo los ratones empezaron a oler las flores, pero una vez más no pasó nada en absoluto.
       Federico y los otros animales estaban ya cansados de no encontrar una solución para los ratones y para su hijita Flora, pues a ella le asustaban mucho los ratones. Todos estaban tristes y apenados por no haber conseguido nada, pero seguían intentándolo. Así fue cómo Federico se dirigió a sus amigos y les dijo:
-  No nos vamos a rendir y siempre seguiremos unidos, por lo que continuaremos en la búsqueda de una nueva solución

lunes, 29 de noviembre de 2010

LA PRINCESA ELEFANTE (CAPÍTULO 8)

Capítulo 8
       Mientras tanto, en el bosque tenebroso, la malvada bruja planeaba con ayuda de su aliado el monstruo verde cómo vengarse del águila Federico y de los reyes. Así que hizo una pócima para convertir a cualquier ser humano en ratones.
       Se dirigieron los malvados al bosque y tanto buscaron que dieron con los reyes. Estos fueron obligados por el monstruo verde a tomarse la poción y con las palabras mágicas que la bruja pronunció:
Pom, pam, pim,
en ratones os
vais a convertir.

       Así fue cómo los reyes, los padres de Flora, quedaron convertidos en ratoncillos.
       Después de mucho caminar y caminar por el espeso bosque, después de pasar frío y hambre, después de atravesar ríos y montañas, los reyes encontraron a Flora, a Valeria y a Rodrigo
       Pero ¡qué sorpresa! Flora, al ver a sus padres, corrió despavorida ¡Claro: eran ratones! Sus amigos la siguieron y se perdieron nuevamente en la inmensidad del bosque
       Los pobres reyes ratones estaban desconsolados ya que ellos sabían que el hermoso elefante rosa era su hija Flora, pues su amigo Federico se los había contado.
       Mas ocurrió una cosa de lo más interesante: Federico y los ratones encontraron, al fin, una solución para que su hija no se espantara al verlos. Os la voy a contar