Capítulo 8
Mientras tanto, en el bosque tenebroso, la malvada bruja planeaba con ayuda de su aliado el monstruo verde cómo vengarse del águila Federico y de los reyes. Así que hizo una pócima para convertir a cualquier ser humano en “ratones”.
Se dirigieron los malvados al bosque y tanto buscaron que dieron con los reyes. Estos fueron obligados por el monstruo verde a tomarse la poción y con las palabras mágicas que la bruja pronunció:
“Pom, pam, pim,
en ratones os
vais a convertir”.
Así fue cómo los reyes, los padres de Flora, quedaron convertidos en ratoncillos.
Después de mucho caminar y caminar por el espeso bosque, después de pasar frío y hambre, después de atravesar ríos y montañas, los reyes encontraron a Flora, a Valeria y a Rodrigo…
Pero… ¡qué sorpresa! Flora, al ver a sus padres, corrió despavorida… ¡Claro: eran ratones! Sus amigos la siguieron y se perdieron nuevamente en la inmensidad del bosque…
Los pobres reyes ratones estaban desconsolados ya que ellos sabían que el hermoso elefante rosa era su hija Flora, pues su amigo Federico se los había contado.
Mas ocurrió una cosa de lo más interesante: Federico y los ratones encontraron, al fin, una solución para que su hija no se espantara al verlos. Os la voy a contar…
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